Por Andrés Campuzano
@andrescampuzano
Alejandro Arcos Catalán (Chilpancingo de los Bravo, 1981) es el presidente electo de la capital de Guerrero. Salió avante en la elección más complicada para los partidos que lo postularon. En el peor escenario, ganó. Recordemos que la jornada electoral del 2021 la coalición PRI-PRD obtuvo 40 mil 854 votos frente a los 54 mil 62 sufragios que obtuvo la candidata y hoy alcaldesa Norma Otilia Hernández. Cada elección es diferente, es una coyuntura.
Arcos Catalán supo entender el resultado que obtuvo en esa elección, sin embargo, no hay testimonio en la prensa o en sus cuentas de las redes sociales en el que el excandidato haya fustigado a su equipo o líderes de su partido por no haber ganado, no hay registro de una crítica en contra de la candidata ganadora, ni señalamientos de un complot o declaraciones sobre que le arrebataron el triunfo.
No. Alejandro no tronó en contra de nadie. Registró el resultado y decidió que en 3 años volvería a buscar la candidatura, ¿cómo mantuvo vigencia ese tiempo en el que Morena incrementaba sus preferencias? Con gestorías, visitaba diversas colonias y barrios de Chilpancingo, también a las comunidades y la sierra ahí recogía sus demandas y fue así que en distintos sondeos que realizaron en el PRI, PRD y PAN en la víspera de nominar a su candidato, él ocupaba un lugar preferente.
La ventaja que le llevaba a sus oponentes en esta campaña era la lección que le dejó la campaña del 2021. Sabía en quién sí podía confiar, quién sí había hecho su trabajo y operación política. Cuidó todas las formas, basta citar un ejemplo el 20 de abril con el retraso en la sesión para la aprobación de las candidaturas por parte del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero (IEPCGRO) aplazó el arranque de su campaña hasta que fuera aprobado por el instituto.
Durante la campaña todos los lunes -y otros días cuando era necesario- desde muy temprano ofrecía una conferencia de prensa para detallar sus propuestas, hablaba sobre sus recorridos y otros temas que le cuestionaban. No era una cita para escuchar críticas hacia los otros candidatos.
En la conferencia dada el 10 de mayo a Alejandro Arcos le cuestionaron sí existía una alianza con la alcaldesa Norma Otilia y soltó “no tengo ningún pacto con la alcaldesa, ella no tiene ningún acuerdo conmigo, su equipo ella lo soltó, porque dijo ‘no tengo a donde ofrecerles que caminen conmigo’, y yo tengo claridad que son gente de valía, que son gente de trabajo, a quienes les abrimos la puerta a gente de este equipo y a todos los equipos”, aquí envió un poderoso mensaje que en Morena no quisieron -o pudieron- entender: el capital político de Norma Otilia es valioso.
Como presidente municipal electo ha dicho que ahora es urgente la reconciliación. Gobernará para todos, agradeció incluso a los que no votaron por él, porque asegura que su prioridad es trabajar y que se logre la paz. Como diputado local logró que se aprobará una red de abastecimiento para Omiltemi una fuente principal de abastecimiento de agua para Chilpancingo en donde llega por gravedad, sin embargo, la comunidad no tenía una red, debido a la obra hubo un cambio.
Por eso cobra especial relevancia lo que ha logrado y su propuesta sobre este tema.
Alejandro se preparó para gobernar, ha presentado sus propuestas con tanta precisión que los ciudadanos le han dado la oportunidad que Morena creía tener “por trámite”. Alejandro tendrá poco tiempo para legitimar a la oposición. En el 2021 el PRI gobernaba la entidad y el PRD en Chilpancingo, parecía el momento ideal para la candidatura de Alejandro, no fue así. Tres años después Morena gobierna en Guerrero y en Chilpancingo -además de Acapulco, otros municipios importantes y de dominar el Congreso local-, la tendencia hacia el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador es por demás favorable y en el peor escenario para la oposición, Alejandro fue opción hasta para los fundadores de Morena, Alejandro ganó.
“La política es ritmo no velocidad”, bien lo dijo don José Francisco Ruiz Massieu.