Por Andrés Campuzano
@andrescampuzano

Hace un año se inauguró. Ahí se inscribieron los nombres de personas que fueron asesinadas o están desaparecidas. No están grabados todos los nombres. Con el tiempo, surgieron más y más asesinatos en Acapulco. Su principal objetivo es el de sensibilizar y concientizar a las víctimas de violencia para hacer visible la crisis humanitaria.
Pero es un muro que sintetiza la desgracia y el infierno que es Acapulco, otrora paraíso turístico favorito de artistas y empresarios del orbe.
En el 2017 la Comisión Nacional de Seguridad indicó que Acapulco es el municipio más violento y con más homicidios. La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción Sobre Seguridad Pública 2016 señaló que Acapulco es una de las zonas en el que las personas se sienten más inseguras.

Las palabras clave que destacan en cualquier buscador de internet al escribir Acapulco son: ejecuciones, asesinatos, extorsión, cuota, secuestro, fosas clandestinas; prendas indiscutibles de la realidad del puerto plasmadas y posicionas en el ciberespacio. La percepción de los ciudadanos sobre la (in) capacidad de las autoridades –y complicidad- genera un bajo porcentaje en las personas que denuncian. Existe una abismal desconfianza en las instituciones que imparten justicia.
Por otro lado, los que denuncian no creen que las autoridades darán seguimiento y buscarán a los responsables de algún homicidio o secuestro cometido a algún familiar. Será un archivo más, ´cold case´ es el anglicismo que describe la pérdida de esperanza en hacer justicia. Que el tiempo enfrié el caso.
También los familiares se convierten en investigadores. En diversos casos madres y padres buscan cualquier indicio o pista que dé con el paradero de su familiar, en muchos casos no esperan encontrarlos con vida, simplemente ubicar sus restos para encontrar una especie de alivio.

Acapulco ha sido la ciudad más violenta del país y del mundo. También las colonias más peligrosas están aquí: Ciudad Renacimiento, Centro, Coloso y Progreso. Por citar algunas.
Son más. Muchas más.
Debido a esto Cáritas de la Arquidiócesis de Acapulco AC, la asociación Familias de Acapulco en Busca de sus Desaparecidos propuso a la fundación Santina realizar un memorial a víctimas de la violencia en Acapulco en un espacio de la iglesia San Cristóbal ubicada en la colonia Progreso. El principal motivo del memorial es que sea un espacio para recordar a los que han sido asesinados, desaparecidos, también a periodistas y sacerdotes; un lugar de sensibilización y concientización para rendir culto a la vida y a la tan anhelada paz.
En un lugar destinado a rendir culto a Dios, que pregona el amor al prójimo se inscribió el dolor, el contexto aberrante de una carrera hacia la nada.
El año pasado durante la inauguración del memorial y en la que hablaron algunos familiares de las victimas el presbítero Octavio Gutiérrez Pantoja dijo que se requieren 4 factores para empezar a construir la paz, la memoria de las miles de víctimas; la verdad; la justicia; y el perdón.
El objetivo del memorial es loable.

El principal reto es, ¿cómo reconstruir el tejido social en un lugar que parece haber abandonado toda esperanza?
Hace poco, el gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador anunció medidas contra la inseguridad en las 17 regiones prioritarias aparecen Acapulco y Chilpancingo por su tasa de homicidios. Esta estrategia de seguridad contempla acciones que incluyen el despliegue de fuerzas armadas y programas sociales.
Discutir sobre la existencia del infierno en siglos pasados habrían sido herejías intolerables. No obstante el papá Juan Pablo II afirmó que el Cielo no es un “lugar físico entre las nubes”; el infierno tampoco es un lugar es “la situación de quien se aparta de Dios”; el Purgatorio un ´estado provisional´ de purificación que nada tiene que ver con ubicaciones terrenales, aseveró el Pontífice.

Recientemente el Papá Francisco durante una entrevista afirmó sobre las almas de las personas pecadoras cuando mueren que “…No son castigados. Aquellos que se arrepienten obtiene le perdón de Dios. Pero aquellos que no se arrepienten, no pueden ser perdonados, desaparecen. El infierno no existe…”
Pero, sí Dios comenzara a edificar uno: Acapulco y Chilpancingo serían buen punto de partida.
¿No lo creen?
