POR SALOMÓN GARCÍA GALVEZ
Se ve difícil, pero no imposible que el presidente Andrés Manuel López Obrador, consiga que al estado de Guerrero retorne la paz, la tranquilidad y la concordia. En ello se ha empeñado el gobernador Héctor Astudillo Flores, pero la delincuencia creció de manera inusitada en los últimos cuatro años. La delincuencia no pacta nada; la guerra sigue…
Si se mira bien, los cientos de homicidios que se han registrado en Guerrero, tales delitos pertenecen al fuero federal, donde se han utilizado armas de alto poder de uso exclusivo del Ejército y Armada de México. Los delitos del fuero común, son menos y de “menor” trascendencia.
La guerra entre cárteles ha arreciado en los últimos meses en el estado; los grupos de la delincuencia se dan con todo en su disputa por el cultivo, tráfico y traslado de productos alucinantes hacia la Unión Americana y otros sitios. Eso no le compete al gobierno estatal que encabeza el mandatario Astudillo Flores.
Sin embargo, como cabeza política de Guerrero, el gobernador Astudillo Flores ha sido responsable de los acontecimientos e instruye para que a los desplazados se les brinde apoyo para su sobrevivencia. Esto es consecuencia porque los grupos del crimen no pactan; no llegan a acuerdos ni se respetan territorios, ni códigos ni nada.
Si existe un gobernador que desde un principio mostró disposición para coadyuvar con el presidente AMLO, es el de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, quien hasta ofreció un edificio nuevo en Acapulco para allí se instale la Secretaría de Salud, que se trasladará de la CDMX al puerto. Generoso se ve el mandatario guerrerense.
Es de gran trascendencia que se haya instalado mesas para la construcción de la paz en Guerrero y en 16 estados más; se sustituye a los grupos de coordinación, y en Guerrero el gobernador Astudillo Flores junto con el Delegado Federal, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros encabezaron una reunión en un cuartel militar de Acapulco. Se ven con buen ánimo Astudillo y Amílcar; nadie es más que otro; no existen vasallajes. Se impone el interés por Guerrero.
A Guerrero, arribarán de un momento a otro, cerca de dos mil elementos de la Guardia Nacional, que provendrán de las Policías Militar, Naval y Federal y también soldados de la Sedena.
Todo lo anterior, es síntoma de que Guerrero será pacificado no sólo con la GN sino mediante otros programas sociales; todo, impulsado por el nuevo presidente AMLO, quien también tuvo la atingencia de escuchar y recibir a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa que fueron desaparecidos hace poco más de cuatro años en Iguala de la Independencia.
Se ve, se siente, que el nuevo presidente tiene buenas intenciones de que el país camine por la senda de la pacificación; por la ruta del progreso, de la justicia, la paz y también para que se termine la corrupción y la impunidad. De buenas intenciones está lleno en mundo. Como dijo Santo Tomás: Hasta no ver, no creer.
A escasas horas de que el presidente AMLO arribó al poder, ya le empezaron a crecer los adversarios, y son: Los conservadores del PAN, el sector más reaccionario y los críticos e intelectuales del país así como un segmento de empresarios que se sienten desplazados por los tigres del capital.
Al presidente AMLO le critican que no haya ordenado baje el precio de la gasolina; los combustibles siguen encareciéndose día con día, como son el diésel, el gas doméstico, la energía eléctrica, entre otros.
Los altos precios de los combustibles y energéticos provocan aumentos en cascada de productos de primera necesidad como la canasta básica. ¡Aguas, AMLO!
Ojalá México no tome el mismo rumbo que Venezuela. Aquí estuvo su dictador Nicolás Maduro. ¿Fue un error de AMLO haberlo invitado a su toma de posesión? El tiempo lo dirá
AMLO, dice que bajarán los precios cuando se construyan más refinerías. ¿Cuánto tiempo tardan en construir una refinería de petróleo?… ¡Muchos años!… Entonces eso quiere decir que el gasolinazo priista… ¡continuará!… ¡Cuidado!… No se vale jugar con los anhelos y aspiraciones del pueblo mexicano.
Al final de cuentas lo que la opinión pública de Guerrero constata es que hay un gobernador -Héctor Astudillo Flores-, dispuesto a colaborar con el gobierno federal, no sólo para pacificar a Guerrero sino para la aplicación de programas federales con intervención del Delegado Federal, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros.
El pueblo reconoce y premia; pero también castiga a sus buenos o malos dirigentes, dependiendo de su comportamiento.
Un político puede ser querido y respetado y/o temido y odiado. ¿Qué clase de político pretende ser Pablo Amílcar Sandoval?
¿Logrará AMLO, pacificar Guerrero?… Al tiempo… Punto.