* La historia de un operativo inédito
* El único pecado de Adela, pedir apoyo
* ¿Qué sigue? ¿El mando único policial?
Por Jorge VALDEZ REYCEN
Entre el almirantazgo, lo conocen como “El Zorro”. Es el Almirante Cuerpo General Piloto Helicopterista Diplomado de Estado Mayor, Rommel Eduardo Ledezma Abaroa, quien ordenó lo que jamás se había visto en Acapulco: retener, desarmar, investigar a todo el personal de la Secretaría de Seguridad Pública y brindar seguridad personal a la alcaldesa electa Adela Román Ocampo.
La víspera de ejecutarse una de las acciones policiacas y militares nunca antes registrada en la historia del puerto turístico emblemático de México en el mundo, los altos mandos llegaron a la conclusión de intervenir en la SSP mediante una operación coordinada y ejecutada al más alto nivel del Grupo de Coordinación Guerrero.
¿Qué obligó a la toma de decisión drástica e histórica? Los mensajes de grupos criminales que amenazaron con “recibir a balazos” a quienes fueran a instalar las mesas de entrega-recepción y el cambio de mando en dicha área de seguridad. La denuncia de dichas amenazas las hizo la propia alcaldesa electa, aunque 24 horas después la síndica electa desmienta haberlas recibido. Es comprensible el miedo y el shock vivido por la funcionaria del nuevo gobierno que asumirá el 30 de septiembre próximo.
La historia de una intervención policiaco-militar inédita, que ayer al mediodía le dio la vuelta al mundo, podrá tener muchas lecturas: desde el silencio del alcalde saliente durante más de ocho horas, hasta la ejecución de órdenes de aprehensión por homicidio de dos mandos de la SSP, hasta la detención del Director de la Policía Vial con armas prohibidas de uso exclusivo de las fuerzas armadas.
Causa asombro que haya más cobertura mediática de un tendencioso grupo periodístico al desmentido de una pavorida síndica electa, la preocupación del primer edil saliente por salvaguardar los derechos humanos de los policías desarmados y retenidos, sujetos a investigación, y la reiteración de esos quinta-columnistas asestando enconados golpes a la alcaldesa, cuyo único “pecado” fue pedir apoyo a las autoridades, por los mensajes amenazantes.
La intervención en la SSP de la Marina-Armada de México, SEDENA, PGR, PF, FGE y Fuerzas Estatales era un hecho que tarde o temprano se iba a realizar. En Chilpancingo ya se hizo con otras prioridades, estrategias y protocolos. Fue el golpe de timón esperado desde hace mucho.
El miedo se volvió contra quienes lo preconizaban, desde las 10.45 horas del martes 25 de septiembre, cuando los convoyes rodearon el perímetro y desde el aire un helicóptero artillado ofrecía resguardo a las fuerzas de tierra. El factor sorpresa, fue estratégico.
La operación federal fue considerada limpia, sin dispararse un solo tiro.
Las consecuencias son predecibles, en lo que concierne a una fuerza policiaca municipal que deberá someterse a exámenes de control y confianza y a una limpia profunda de sus mandos medios, intermedios. También se puede percibir que se instaure el Mando Único, pero una vez que el cabildo asuma y discuta dicha medida.
Las especulaciones y conjeturas de la supuesta intromisión del gobierno estatal, son eso. Sí quedó demostrado que el apoyo solicitado por la alcaldesa Román Ocampo llegó en tiempo y forma, sin condiciones ni falsas conveniencias. Se respetó la investidura de una autoridad electa que fue intimidada veladamente, cosa que no entienden aún sus propios compañeros de partido en el poder en Guerrero. Y llegan a lucubrar un supuesto montaje detrás del operativo inusual, inédito e histórico.
La objetividad, veracidad e imparcialidad de quienes dediquen líneas para el análisis periodístico será la recompensa que los lectores le otorguen a los autores. Lo demás, ya sabe usted es un juego de intereses.