Jorge Luis Borges dijo que “la gratitud es una de las más elevadas formas de ser y estar” y quien no coincida con esto estará condenado a navegar en un mar de tribulaciones. Tanto en la cotidianidad como en las relaciones laborales la gratitud debe ser constante.
Por lo que fue, pero, sobre todo por lo que no, la gratitud es ese sentimiento que nos lleva a la acción; también, es una virtud que muy pocas personas poseen.
Con gratitud se crea una cadena de buenas acciones en la que se busca retribuir el favor o ayuda que nos dieron. No descarto que esa cadena se corte por malas personas, sin embargo, las que sí lo son deben continuarla.
La pandemia del coronavirus Covid-19 ha causado estragos en la vida de millones de personas en el mundo, no obstante, también hizo patente qué hay muchas con gratitud, dispuestas a ayudar aunque no sean su familia o amigos. En Acapulco en distintas hogares, negocios u hoteles se regalaba comida con la única petición de que los beneficiarios llevaran sus propios traste o cachapes como coloquialmente se les conoce para ahí servirles.
En este último día del 2020 podemos agradecer si enfermamos y logramos sobrevivir; si en nuestra familia no falta alguien. Agradezcamos las cosas buenas en nuestra vida y que los desafíos del próximo año los podamos responder con éxito.
La gratitud implica devolver y siempre serán días para poder hacerlo.
Feliz 2021
