#UNMUNDOFELIZ

Ser mujer, ser política, ser condenada…

*Las redes sociales: noticias falsas y calumnias; son los tribunales del siglo XXI

Por Andrés Campuzano

redaccion@elreporterogro.com

@andrescampuzano

Leo ese mensaje compartido en un grupo de WhatsApp dedicado –o al menos esa es la intención- a informar de las actividades del poder legislativo en Guerrero. Faltas de ortografía, asquerosa redacción; la falta de prosodia y sintaxis es evidente en esta historia – ¿vómito?- cargada de bilis y datos inútiles. ¿Es suficiente la valía profesional de una mujer para ser política o funcionaria? Diversos movimientos sociales, leyes y paridad de género podrían advertir que es así, pero, no.

El cambio de paradigma no depende sólo de cuotas.

La lucha por abrir espacios de participación no ha sido menor. Diversas mujeres en la historia contemporánea han demostrado que se pueden romper las barreras de género sin cuotas. Y,  hay también historias no tan célebres, se las comparto en dos tiempos.

Primer tiempo. No les diré su nombre, no contribuiré a esa campaña de la que fue víctima. Sucedió en Guerrero. Funcionaria, su meta a corto plazo es lograr ser nominada candidata. Joven, ordenada, escrupulosa, la política le viene casi por abolengo.  Alguien en condiciones no tan semejantes, ya ha descifrado ese periplo de la joven mujer, pero el talento no le acompaña. Distribuye un vídeo en las redes sociales, la bravura y veneno se asoman en la hazaña de insinuar que la protagonista en la escena de masturbación es la novel política.

Una secuencia íntima. Robada. Expuesta.  Para visibilizar esta carencia, a continuación, se sugiere la condena, por algo que la mayoría de personas han hecho –hacen- y se debe juzgaren los tribunales de Facebook, Twitter y WhatsApp; el placer femenino en solitario como tabú para lincharla, no porque se le pudo comprobar un caso de corrupción.No por una investigación que develó la falta de ética en su toma de decisiones.

Por sus aspiraciones. Por ser mujer. Por ser política en un estado con prosapia machista, en la que muchas mujeres continúan heredándolo.

Segundo tiempo. Esforzarse el doble. Así ha sido la vida de Vianey Valderrábano. En estos últimos años ha conquistado en Guerrero gracias a un esfuerzo mayor, cargos importantes en distintas dependencias. Su experiencia en medios de comunicación le ha merecido una visibilidad que se le concede por menos a los hombres. Es atenta. Por su carga laboral y de responsabilidades las horas que duerme son pocas.

Ha conquistado con talento esos espacios. El mensaje en WhatsApp que mencionaba al principio es un intento de humillarla y discriminarla, como mujer, no como funcionaria. La aberración anónima le acusa de conquistar hombres, políticos profesionales para ganarse un espacio. Su capacidad, mérito y esfuerzo no valen.

Se mencionan nombres de actores políticos, funcionarios. Hombres. Y el panorama de tremenda desigualdad se dibuja. Continuar leyendo es tiempo perdido. Compartirlo es –aunque no se quiera- publicitar y comulgar con los antecedentes culturales marginales del autor.

Es cierto. Lo que les ocurre a las mujeres que trabajan en administración pública o que ostentan un cargo de elección tienen una mayor exposición a la de otras mujeres. Se convierten en objeto –sí, objetos- si bien les va de análisis políticos, de titulares en los principales medios de comunicación; cuando no les va bien: les degradan.

Es una lógica brutal intentar humillar con falacias de la vida íntima para obtener beneficios políticos.

¿Los tiempos han cambiado en la esfera pública?

¿Es válido y vigente la determinación de humillar a alguien para obtener un beneficio económico?

¿En qué momento se permitió que personas de tal vileza presionaran de este modo por un convenio de publicidad?

A las mujeres se les sigue exigiendo más. Condenando. Humillando. Recordé a Christine Lagarde, cabeza del Fondo Monetario Internacional al afirmar «Si las mujeres quieren tener éxito, tiene que ser de piel gruesa» La discriminación hacia las mujeres sigue vigente y son otras mujeres las que ayudan a esta deleznable causa. Durante la comparecencia del secretario de gobierno en el recinto parlamentario una mujer, diputada -emanada de un partido de izquierda- afirmó que se había acabado el tiempo de las ´amantes´ en la política. Por la naturaleza de su comentario – ¿lapsus? – el encargado de la política interna omitió si quiera hacer un comentario sobre eso.

Son únicamente dos lamentables casos los que menciono. Hay más, desdeñados. ¿El verdadero reto? ¡Cambiar paradigmas, mentalidades, actitudes y pasiones por destruir!

Festejar el chisme y la diatriba significa que la persona que festeja eso, se reconoce, acepta su miseria, su envidia como único talento, su escasez. ´Tu miseria es mi alegría´, como bandera del escándalo.

La ignorancia es todavía algo que se presume, que se evidencia en las redes sociales, en algunos medios de comunicación.

Todavía son tiempos aciagos.

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