• Peña Nieto el que más ayudó a Guerrero
• Cálida, efusiva y nostálgica despedida
Por Jorge VALDEZ REYCEN
Un plumón “flair” negro, con el que Enrique Peña Nieto firmó el Plan Nuevo Guerrero conservo de reliquia.
El ha sido el presidente que más recursos invirtió en Guerrero. Lo que no hicieron Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y Vicente Fox Quesada juntos. Ernesto Zedillo Ponce de León medio apoyó y hasta regañó a Alberto López Rosas, tras el huracán “Pauline”, que le costó la alcaldía a Juan Salgado Tenorio.
Enrique Peña Nieto se va de la Presidencia de México con el mensaje del gobernador Héctor Astudillo Flores de que ningún otro presidente en funciones ha brindado todo el apoyo del Gobierno Federal a la entidad con la peor de las tragedias de haber sufrido los embates de dos huracanes “Ingrid y Manuel” al mismo tiempo.
Peña y Astudillo conversaron brevemente. Si se hicieron amigos.
Al presidente de la República lo embarga la nostalgia, el recuerdo y la satisfacción. Es un compendio de emociones que sabe guardar en su rostro.
Astudillo lo tomó del brazo, le dijo que tiene amigo en Guerrero. Que los cargos son pasajeros y la amistad es para siempre. Sentimental, humano, el gobernador sabe lo que experimentan esos personajes públicos al dejar el cargo político. Lo vivió con José Francisco Ruiz Massieu. Ahora con EPN. Sabe de esas soledades que experimentan los hombres rodeados de miles de personas.
La mirada al pasado es lo que queda, en ese baúl enorme de recuerdos. Expresiones de gratitud, como también de dolor y pesar. Todo se conjuga, crea estados de ánimo intensos. Una montaña rusa de emociones, gravitan en la mente de quien tuvo en sus manos las decisiones más cruciales y determinantes en México.
Los últimos granos de arena del reloj sexenal… y la cita con la historia.
Astudillo recordó al Quijote, con las palabras que hablan de esas ingratitudes como la peor de las ofensas al creador. Y tiene razón. La gratitud es como la lealtad, valores fundamentales del ser humano.
Las obras son las que perduran en su disfrute, su gozo y generan vigencia. Eso lo deben entender los políticos que dejan una herencia perdurable, palpable, que usan los gobernados.
No fue una despedida a Peña Nieto en Morelos. Fue el hasta pronto, Enrique y que te vaya bien.
