“El mal gobierno, responsable de la hecatombe en México”, afirmó el abogado.
FOTOGRAFÍA: SOCORRO LEÓN.
• No deben prevalecer estructuras mafiosas, advierte López Betancourt
• Hace 44 años huyó de Guerrero, siendo secretario de Gobierno con Rubén Figueroa Figueroa
• Astudillo enfrenta con gallardía estos tiempos terribles que le han tocado
Por JORGE VALDEZ REYCEN
Eduardo López Betancourt criticó “a los hombres del poder en México, que no entienden: son sordos, son ciegos y no saben hablar”.
Y fue más contundente: “En este país la ignorancia y el ánimo de pillaje parecen condiciones sinequanon de los gobernantes. No existen límites y nos precipitamos en una carrera obtusa, la que se aplaude con emoción a quien logra mayor latrocinio. Eso deja marcas infernales de maldad y rapacidad”.
En un discurso de 26 minutos, el jurista emérito de la UNAM agradeció en nombre de los guerrerenses premiados con medallas y condecoraciones al mérito civil 2018 en el marco de la celebración del 169 aniversario de la erección del estado de Guerrero, ante los representantes de los tres poderes.
–¿Cuál es la razón para que las instituciones estén resquebrajadas? –preguntó López Betancourt:
–No descubro el hilo negro al responsabilizar de esta hecatombe al mal gobierno. La justicia y el derecho son un gran drama nacional y junto con los hombres que los guían han fracasado y han sido ineptos e ignorantes, además de pillos dedicados descaradamente a torcer la ley para medrar. Así, con esos sujetos al frente de nuestras desgastadas instituciones es inevitable que vayamos por la senda del fracaso. El orden jurídico no nos da solución y se siente el temor en caer en una espiral cada vez mayor de sangre y fuego.
Eduardo López Betancourt hace 44 años huyó de Guerrero. Era secretario General de Gobierno.
El entonces gobernador Rubén Figueroa Figueroa le había dado 72 horas para irse del estado.
Recibió la condecoración “Gral. Vicente Guerrero”, en la ceremonia 169 que marca la erección del estado de Guerrero y fue generoso con el gobernador Héctor Astudillo Flores, a quien calificó como un gobernador que ha enfrentado “con gallardía la terrible violencia”.
López Betancourt advirtió que “las estructuras mafiosas no deben prevalecer”.
Agradeció a sus familias y amigos, pero en particular a sus hijos… creo que hay un rumor: ¡tengo 11 hijos!… Y dice Félix Salgado Macedonio “Más los que se acumulen este año”… Te oí Félix –le dijo Eduardo López. Al rector de la UNAM, Enrique Graue, quien me propuso para este premio.
A Cuauhtémoc Cárdenas, ejemplo de virtudes y de gran calidad patriótica, porque ese es el signo de nuestros tiempos. ¿Cómo salvar a México? ¡Solo con patriotismo!
A Félix Salgado Macedonio, con quien hemos hecho un binomio inseparable. El sabe bien que estoy donde me necesita. Unidos como siempre en bien de Guerrero. Gracias Félix. Manuel Añorve, orgullo de mis alumnos, un discípulo destacado quien ha superado en mucho a su maestro. Gracias Manuel. A mi rector favorito, Javier Saldaña Almazán.
Y agradeció a su sobrino predilecto, aunque a veces se ha equivocado, pero te perdonamos siempre, Héctor Vicario. Es de humanos errar, pero ahora vas por el camino del bien. Abandonó viejos vicios. Esos vicios, Héctor, que tanto daño nos hicieron. Una familia perversa e infernal se atravesó en tu vida… pero ya la has superado.
Gracias al gobernador Héctor Astudillo. Te lo dije cuando llegaste: Un gobernador al que le aplauden mucho es porque lo quieren mucho. Y tú eres un gobernador genuino, que cuando termine esta responsabilidad tan terrible que te ha tocado, difícilmente habrá un gobernador que se ha enfrentado a tantos males como tú, pero pocos o tal vez ninguno con la gallardía con lo que los has enfrentado. Fue la ovación total.
Me critican por hablar muy claridoso, mi esposa lo hace muy seguido, pero no soy cajita de Olinalá. Tengo ese defecto.
He hecho de una frase, mi oración: Guerrero a ti me debo. Guerrero a ti me entrego.
El gobernador Héctor Astudillo Flores le había colocado en el pecho la presea “Gral. Vicente Guerrero”, una medalla de plata, la que lució durante la ceremonia.
Después se fue a Casa Guerrero, donde hubo una cena de gala en honor de los recipiendarios de las preseas al mérito civil.