Por Andrés Campuzano
@andrescampuzano
A las puertas del hotel Casablanca, en la ciudad de México el 28 de septiembre de 1994 el ex gobernador de Guerrero y entonces diputado federal José Francisco Ruiz Massieu (Acapulco, 1946) fue asesinado. Y con el asesinato del secretario general del PRI, se evidenció la red de complicidades tejidas para organizar el homicidio de un hombre que advirtió en sus obras y declaraciones lo que pocos se atrevían a decir en aquella época en la que el partido hegemónico era extensión visible del gobierno, y que, en efecto, el PRI estaba en su fase preagónica.
Su crimen, es un lamentable ejemplo de ese detrimento.
En un evento realizado en la Universidad Americana de Acapulco por el aniversario luctuoso de José Francisco Ruiz Massieu en el que también hablaron sus hermanos, fue su hermana Maricela -con la que se daba el tiempo de llamarle todos los días, no importando el cúmulo de eventos en su agenda-, reveló que durante el velorio de su hermano se presentó Porfirio Muñoz Ledo y con lágrimas en los ojos le cuestionó ¿Con quién voy a polemizar? “si alguien lo extrañó, fue la oposición”, afirmó Maricela Ruiz Massieu, una hermana a la que constantemente el ex mandatario le pedía su consejo.
Pero, fue el secretario General de Gobierno, Florencio Salazar Adame, al momento de hablar en este conversatorio intitulado: “José Francisco Ruiz Massieu” Obra política, jurídica, bienestar y desarrollo social, y alejado de un discurso gubernamental, reconstruyó el carácter, las ideas y hechos de un hombre con el que coincidió política e ideológicamente.
De cómo le conoció. Revelando las formas en que los poderes se supeditaban a las decisiones del gobernador, del “primer ciudadano”. Una auténtica joya para la política y el periodismo las palabras de Salazar Adame.
De él son las siguientes vivencias.
– Lo conocí en ´Casas Grandes´ Chihuahua, él había llegado como subdirector del IEPES, lo que fue el ´titán´ del PRI en donde se reunía la intelectualidad en los procesos electivos para la sucesión presidencial y en donde generalmente salían los que formaban el gabinete del próximo presidente. El director general del IEPES era Carlos Salinas de Gortarí, el candidato a la presidencia era Miguel de la Madrid, y él era subdirector.
En ´Casas Grandes´ organizó un foro sobre temas municipales y estuve ahí porque era el delegado de la CNOP en Chihuahua. Había estado leyendo los artículos sobre “nueva y vieja política” que se había publicado en primera plana de La Jornada, me llamaron mucho la atención sus textos porque no era usual que un guerrerense escribiera como lo hacia él, viendo los fenómenos políticos de un país que estaba ya acelerando un cambio, que no era advertido ese cambio y que con mucha claridad hablaba de la vieja y de la nueva política.
Me acerqué a él y le dije: “he leído puntualmente su artículo, me llaman mucho la atención sus propuestas; “después de la elección búsqueme”, fue todo lo que me dijo.
Lo busqué después de la elección, para ese entonces ya estaba colaborando con don Manuel Garza González en el comité nacional del PRI como subsecretario general adjunto, y lo fui a ver, pero, antes fui a buscar al secretario de salud Guillermo Soberón porque era nieto de una hermana de mi abuela materna, había una relación familiar de muchos años, somos primos segundos y me da mucho gusto que este homenaje a Ruiz Massieu se haga en el auditorio ´Guillermo Soberón´.
Le dije: – “Oiga, le vengo a preguntar si usted va a querer ser gobernador de Guerrero”, me dijo que ¡No! Le respondí que contaba con todas las condiciones para ser gobernador: la capacidad, las relaciones. “No, a mí en Guerrero no me conocen y yo conozco poco de Guerrero, sería muy irresponsable de mi parte aspirar a este cargo. Tengo el compromiso con el presidente de terminar una serie de cambios y reformas que queremos hacer en el sector salud y no me voy a despegar de este cargo. Pero ve a ver a Pepe, él sí quiere ser gobernador”. Me preguntó si lo conocía y le dije que sí, de hecho, tengo una cita con él ya iba de salida del despacho del doctor Soberón cuando me dice “Hey Florencio, ven te voy a decir una cosa es un hombre brillante, talentoso, pero tiene un carácter…”
Esa fue su recomendación.
Bajé a ver a Ruiz Massieu, lo encontré impecable, me preguntó en dónde estaba, qué hacía, pero luego iba agregando cosas que yo hacía. Cuando recibía a alguien ya sabía de quién se trataba. En concreto le dije que lo iba a ver porque me parecía que Galo Soberón no quería ser candidato a gobernador y el que tiene que ser el próximo gobernador es usted “y si en algo le puedo servir, estoy a sus órdenes”.
Me dio una serie de reflexiones sobre Guerrero, cómo veía las cosas. “Por supuesto que está en mi proyecto ser gobernador de Guerrero, creo que voy a ser, vamos a mantener comunicación y solamente le quiero decir que yo como Ruiz Cortines –eso me llamó mucho la atención, me parecieron un poco agresivas– ´ni un paso, ni un peso´. Lo de un paso, pues, ya lo estaba dando, muchos, y lo de ni un peso nunca entendí el motivo de ese comentario.
“Si queremos cambiar Guerrero, tenemos que empezar por la disciplina”
– A partir de ahí, me sumó a su equipo virtualmente. Me hablaba por teléfono, me pedía información, me citaba al otro día a la 1. Me citó en un auditorio después de platicar con don Manuel Garza, habíamos como unas 150 personas, empezó a dar una serie de indicaciones y decía fulano va a ocupar este cargo, merengando aquel, Florencio Salazar va a ser el coordinador de mi campaña y me dijo que nos veíamos mañana a la 1.
Yo seguía siendo subsecretario y tenía que hablar con mi jefe inmediato para decirle la invitación que había recibido y entregar la oficina a la 1.05 me estaba hablando Domi la secretaria de Ruiz Massieu para preguntar dónde estaba, le comenté que esperaba a mi jefe para entregarle la oficina y me dijo que fuera para allá. Llegué y me dijo: “mire le voy hacer 3 comentarios, lo nombré mi coordinador porque creo que de todos es el único que tiene experiencia con el partido, lo conoce y conoce los procesos electorales al estar en el comité nacional, pero, tome en cuenta lo siguiente, conmigo cuentan los resultados y para que haya resultados cuenta la puntualidad, yo no acepto personas impuntuales”.
Pasamos a otra reunión, alguien trató de entrar de manera muy disimulada y al sentarse le dijo “hey, hey, es la última vez que llega a esta hora, la próxima vez no la quiero en mi equipo de trabajo; si queremos cambiar Guerrero, si la aspiración de todos nosotros es cambiar Guerrero, tenemos que empezar por lo elemental que es la disciplina, quien no tiene disciplina, no tiene orden y quien carece de orden no llega a ninguna parte, o es usted puntual o no la quiero volver a ver aquí”.
Así le dijo frente a todo mundo, así que ´derechitos y marchando´, empezamos la campaña en Guerrero. Era un hombre con una enorme sensibilidad.
“Ruiz Massieu, nos enseñó a pensar políticamente”
-Tres cosas que me parecen significativas en la vida de Ruiz Massieu. Lo he dicho en otras ocasiones que, a mi generación de guerrerenses, por lo menos a mí, nos enseñó a pensar políticamente, quiere decir que nos enseñó a analizar el conflicto social. La sociedad siempre está en conflicto por eso existe la política y la política es el mecanismo para la solución de ese conflicto, entonces empezamos a ver cómo ha evolucionado la sociedad, como se han generado sus desafíos, qué problemas tienen y cuáles son los instrumentos, las herramientas de las que se disponen para resolverlos y seguir avanzando para ir resolviendo los conflictos y tener la capacidad de advertirlos los que vienen y como decía él “no dejarlos que se sumen”, decía que “cuando se deja que un problema se sume a otro, se vuelve inmanejable y nos volvemos rehén del conflicto”, a los conflictos hay que atenderlos y resolverlos conforme se van presentando.
Ruiz Massieu nos llamaba a un grupo de colaboradores y decía “para tal fecha vamos a hacer un libro sobre tal tema, tú vas a escribir de esto, tú de esto, tú de esto… 15 ó 20 cuartillas y en tanto tiempo me lo entregan”. Y en ese tiempo estaba el texto, y en ese tiempo estaba el libro, luego convocaba coloquios venían gentes del PRI, invitaba a sus amigos intelectuales e imponía temas de los que iban hablar, es decir, nos hizo a varios guerrerenses de esa generación nuestra a formarnos políticamente pero, no solo en el sentido de la militancia, de la dirigencia, de los mecanismos pragmáticos de la organización política y social sino a pensar en el programa en la idea, en cómo se crea un programa y cómo ese programa corresponde a una idea, y esa idea se convierte en acciones que después son instrumentos de la administración pública.
Ruiz Massieu fue un formador, fue un orientador, nos hizo pensar, nos hizo leer, nos hizo escribir, nos hizo debatir, y conversar con él era algo siempre sumamente grato y déjenme decirles era sumamente impaciente.
Era muy disciplinado, muy organizado y decía Maricela de cómo alguna vez le pudo haber llamado la atención por teléfono a un colaborador, bueno, yo tuve el infortunio de ver llamadas de atención en ´vivo y a todo color´ y mi jefe don Manuel Garza, me dijo: “mira licenciado, nunca presencies que a alguien se le llame la atención porque es muy ingrato pero, ese no es el problema, al que le llaman la atención se lo va a perdonar a su jefe por ser su jefe pero no te va a perdonar a ti que lo veas y que seas testigo de su indignidad”, las cosas ocurrían tan rápido que me daba la vuelta para salirme pero ya habían ocurrido. Espero que nadie me tenga un rencor por algo que nada tiene que ver con mi voluntad.
Ruiz Massieu era preciso, era exigente, también era muy generoso, era un hombre que contribuía a dar ánimo a su equipo a estimularlo a apoyarlo muchos de los que se integraron a su gabinete habían sido sus alumnos, otros sus compañeros catedráticos, otros a los que conoció en la campaña a otros cuando fue secretario de gobierno en la época del gobernador Alejandro Cervantes Delgado, otros que nos presentamos directamente con él y nos fue abriendo los espacios.
Entre la nueva política y las facultades metaconstitucionales…
Es aquí, cuando Florencio Salazar Adame, revela que el hombre que afirmaba “que la nueva política estaba en proceso de aparición, y la vieja política se halla en fase preagónica. Los tiempos de hoy, son tiempos de transición y quien no lo entienda se quedará en el camino”. No deploraba las facultades meta constitucionales que el cargo de gobernador le confería en esos tiempos. Con su inteligencia vislumbró Ruiz Massieu un escenario adverso para su partido, pero, la esplendorosa democracia que decantaba, contrastaba con su actuar a la hora de seleccionar candidatos, alcaldes, legisladores, magistrados. Decisiones bajo una lógica de tiempos muy viejos, tiempos hegemónicos.
Declaración audaz. Sobre todo, porque da cuenta de la ´libretita negra´, que le acompañaba siempre a José Francisco, una en la que escribía los nombres de los que iba a premiar y a castigar.
– “Un día llegó al aeropuerto y lo fuimos a recibir con Israel Soberanis, Jesús Ramírez Guerrero y yo, nos dijo que pasaríamos a comer algo al hotel Princess, era un hombre que no tomaba alcohol si acaso una copa de vino blanco o dos, nunca lo vi beber más; pasamos a cenar y sacó una libretita y me dijo “oye qué quieres ser: secretario general de gobierno, presidente del PRI o presidente municipal” le respondí que presidente municipal y me preguntó por qué y le respondí “porque el secretario de gobierno vas a ser tú mismo, tú vas hacer las leyes, vas a manejar el Congreso, vas a tener en orden a los Ayuntamientos, además de leyes no conozco mayor cosa y cuando me pidas un decreto creo que me voy a exponer demasiado, presidente del PRI por la misma razón, tú vas a ver quién será presidente y le vas a dictar las líneas programáticas del partido vas a querer como se modernice o cómo se dirija y el presidente del PRI va a ser un puntual seguir de todo aquello que le digas, su capacidad de maniobra va a estar muy reducida; mis dos abuelos fueron alcaldes hace muchísimos años he pensado que quiero ser presidente municipal y esa es mi aspiración”:
Usó una palabra que no voy a repetir, hizo un ademán y dijo: “listo, tú vas a ser”.
¡Y fui!
