El pasado 8 de junio parecía un día de rutina para el cartero Ivan Crisostomo, quien reparte correspondencia en el sur de Sacramento. Pero algo cambió súbitamente.
“Escucho ese llanto, ese llanto desesperado”-recordó-. “La vi escondida detrás de este tipo de arbusto, una especie de árbol”.
Allí estaba Crystal Allen, de 16 años, sollozando. “Ella comenzó a señalar su brazo, diciendo: ‘Me estaban poniendo cosas. Me estaban poniendo cosas. Ellos vienen a buscarme’”, relató el trabajador postal.
Allen alega que que fue drogada, torturada y abusada durante tres meses en una red de tráfico humano en Estados Unidos. Hasta que Crisostomo la encontró, su familia no pensó que volverían a verla nunca más.
La joven contó que iba a ser trasladada en un auto y se llenó de valor y saltó mientras estaba en movimiento. También dijo que pudo agarrar el teléfono de su captor y llamó a su madre.
“Hasta que le entregó el teléfono a Iván y hablamos con él, no teníamos idea de lo que estaba pasando”, dijo la madre de la niña, Stacy Ohman. “No teníamos idea de dónde estaba ni nada”.
Crisostomo se quedó con la adolescente hasta que llegó la policía y la llevó al hospital. “No te preocupes”, le dijo Crisostomo a Allen. “Nadie te va a llevar. Estoy aquí para ti. No te preocupes”.
El jueves, Allen se reunió con Crisostomo nuevamente y le agradeció por intervenir y ponerla a salvo. “Iván mismo es un héroe por salvarme”, dijo. “Aunque él no lo cree”.
Allen dice que siempre le estará agradecida a Crisostomo por darle una segunda oportunidad de una vida mejor, pero Crisostomo dice que considera ayudar a las personas a hacer sus tareas diarias.
“Nosotros, como carteros, tenemos un deber, como seres humanos, estar allí, conocer a la gente”, dijo. “Tenemos una responsabilidad un poco diferente con nuestros vecinos y con la gente a la que servimos. Así es como lo veo”, dijo el hombre.
Desde 2007, la Línea Directa Nacional contra la Trata de Personas, operada por Polaris, ha recibido informes de 22.191 casos de tráfico sexual dentro de los Estados Unidos. En 2016, el Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados estimó que 1 de cada 6 fugados de sus casas eran víctimas de trata sexual.
Muchas víctimas se involucran sentimentalmente con alguien que luego las obliga o las manipula para que se prostituyan, otras son atraídos con falsas promesas de un trabajo, como modelar o bailar.
Los proxenetas usan a sus víctimas en negocios de masajes falsos, a través de anuncios en Internet o servicios de acompañantes, en burdeles residenciales, en la calle o en paradas de camiones, o en hoteles y moteles.
(Yahoo Noticias)
