Por Andrés Mauro Campuzano Marquina
@andrescampuzano
Estimada gobernadora Evelyn Cecia Salgado Pineda:
Un buen director de Comunicación Social jamás hubiera ordenado sacar a una reportera por preguntar. Un buen director jamás hubiera permitido que algún funcionario o colaborador hiciera caso a tal orden: tomándola de la espalda, jalandola del brazo y de su hombro.
¿Cuál fue la consecuencia de tal afrenta?
Hoy, usted es cuestionada a nivel nacional por permitir ese mal trato a la pensa, la nota del diario El Universal describe con precisión el lamentable suceso ocurrido en Casa Guerrero, en Chilpancingo de los Bravo.
El primer gobierno estatal encabezado por una mujer en Guerrero, ¿concluye el año con un desaguisado con la prensa?
“Sácala de aquí”, ordenó el joven, poco profesional y hasta inmaduro director.
Tanta arrogancia…
Sobrarán los juglares que respalden dicha orden del director, aquellos que siguen considerando como moneda de cambio a la relación prensa-poder.
Todos somos perfectibles y no podemos estar de buen humor todo el tiempo y sé que hay eventos en los que un gobernante no considera dar declaraciones a la prensa por compromisos de agenda o porque simplemente no le da la gana, pero jamás -¡Jamás!- habrá justificación para tratar así a reporteras y reporteros.
Gobernadora, no tengo duda en que la persona que designó para cumplir una de las encomiendas fundamentales de su gobierno: comunicar; no tiene la preparación, la experiencia y ni siquiera la madurez para desempeñar el cargo.
¿Usted tiene alguna duda?
No hace mucho tiempo un empresario -no periodista- de un diario local en Acapulco soltó:
— “A ver cabrones, no le hagan al periodista”
De esa forma recriminaba a reporteros de su periódico la osadía de haber publicado un reportaje que molestó a un gobernador. Esa mala costumbre de regañar, castigar o premiar sigue vigente.
Lo acontecido con la reportera y su director envía un mensaje que podríamos parafrasear así: “sáquenla por hacerle a la periodista”, ¿verdad?
Recuerde que Guerrero sigue considerado como un estado en el que ejercer el periodismo es una profesión de alto riesgo.
Si yo fuera su director, gobernadora, estas cosas no pasarían. Los desafíos en la entidad son demasiados y lo último que necesita es enfrentarse con la prensa. Bien dijo don José Francisco Ruiz Massieu “si sobresalta lo que declaro, alarmaría si callara”, coincido totalmente, ¿Usted?
Cuando alguien de la prensa le cuestione sobre temas de coyuntura -considerados por algunos como temas espinosos-, siempre hay que declarar. El hermetismo mediático es exclusivo de la realeza en Londres.
Ser director no es llegar a justipreciar a la prensa o hacer grupitos para invitar a unos y rezagar a otros. A propósito, se puso de moda creer que la llegada a esa dirección de alguien que no sea periodista favorece al gobernante en turno.
¡No es verdad!
Gobernadora, su mandato comienza y es necesario definir su política de comunicación como un ejercicio audaz. No obedeciendo las reglas de emisarios del pasado.
Agradezco de antemano su atención.
