**EL DIFÍCIL GOBIERNO DE RUBÉN FIGUEROA FIGUEROA (1975-1981)
**503 PERSONAS DESPARECIDAS EN ESE TIEMPO
**EJECUCIONES, DESDE ZEFERINO “PARA ACÁ”
Por Andrés Campuzano Baylón
“Paz y tranquilidad con Rubén Figueroa Figueroa”, fue el lema de un gobernador de Guerrero que no pudo hacer plena campaña política por el secuestro de que fue víctima por parte del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos, quien lo mantuvo cautivo en la sierra de Atoyac durante ¡103 días!
Ya en el poder, del primero de abril de 1975 al 31 de marzo de 1981, su gobierno mantuvo la llamada guerra sucia, enderezada en contra de una guerriilla que ejecutaba secuestros y asesinatos –como el de la empresaria hotelera, Margarita Saad–, y una abusiva policía comandada por el asesinado general Mario Arturo Acosta Chaparro que lo mismo perseguía a rebeldes que a ciudadanos a los que extorsionaba y sacaba –¡increíble!– de hoteles de paso de Acapulco para quitarles dinero.
Larga es la lista de personas que fueron detenidas y jamás aparecieron. Todo eso, con móviles políticos.
Pero el ciudadano “de a pìe” no escapó a la arbitrariedad de la policía de un gobierno que prometía una “paz y tranquilidad” que nunca llegó y que tan pronto arribó el nuevo régimen estatal encabezado por el economista Alejandro Cervantes Delgado (1981-1987 se dedicó “en cuerpo y alma” a regenerar al aparato oficial y a través del diálogo a enderezar el rumbo de Guerrero. Aún así, en el gobierno cervantista sucedieron horripilantes asesinatos de los que se tienen memoria y están en archivos de periódicos.
“Muertos por aquí y por allá”, era lo que se publicaba en la prensa y se difundía en medios electrónicos. La violencia contra militantes de la izquierda era cotidiano. Pero esa misma violencia alcanzaba a personas que nada tenían que ver con la política ni la guerrilla que a golpes de bala gubernamentales, iba sucumbiendo. Todo esto en el gobierno figueorista.
Los rectores de la Universidad Autónoma de Guerrero, cada quien en sus períodos, Rosalío Wences Reza y Arquímedes Morales Carranza, contabilizaron a 503 ciudadanos detenidos en calles de Chilpancingo y Acapulco, por policías y cuerpos “para-militares” que jamás aparecieron ni con vida ni en sus casas.
En un fraccionamiento El Copacabana cercano al hotel Prncess, en obra negra, aparecieron leyendas dentro de inmuebles convertidas en cárceles clandestinas hechas con sangre humana de supuestas personas denunciando que estaban secuestradas y eran torturadas.
En las instalaciones del Parque Papagayo –antiguo hotel Papagayo y que era centro de operaciones de la policía de Acosta Chaparro– cuando se excavaron los cimientos del parque, obreros encontraron cientos de osamentas humanas, a lo que pronto se dio carpetazo oficial.
Sí, en esa época como en todos los tiempos, circulaba la droga y fueron asesinadas contadas personas –entre ellas, el famoso músico Acapulco González– pero las ejecuciones eran selectivas y de “vez en cuando”, no como ahora en estas circunstancias (desde el sexenio de Zeferino Torreblanca) en el que estamos padeciendo, todos, una violencia que parece imparable por parte del llamado “crimen organizado”.
Publicado el 15 de noviembre de 2017.