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Florencio Salazar señala: Un político sin carácter es como un velero sin timón; La discreción, fundamental para negociar; ¡La confianza es como la virginidad!

 

Por Andrés Campuzano

editorial@elreporterogro.com

@ElReporteroGro

 

Chilpancingo de los Bravo, Gro. – Durante la presentación del libro «Negociación Política en Democracia: Diez Prácticas Efectivas» de la Dra. Mara I. Hernández Estrada en el Congreso de Guerrero, el secretario General de Gobierno Florencio Salazar Adame, dio un repaso a su experiencia, sus vivencias; no dio catedra, aunque parecía por momentos, habló y claro: “No hay político que coma lumbre, ni uno”, con el vaivén de su dedo índice refuerza lo dicho.

“Un político no puede permitirse la ruptura”, no es lo mismo con el distanciamiento o las diferencias, aclara. “La ruptura lleva a una confrontación que puede ser insalvable”, un fatalismo que alerta constantemente al país.

La mayoría de las personas piensan que los legisladores son improductivos, afirma, “no es cierto lo que ocurre es que la Cámara es un escenario teatral, la escenificación de actos políticos y lo que la gente ve no es necesariamente lo que ocurre y a veces lo que ocurre la gente no lo ve”, habla con pasión, de lo que le ha tocado vivir.

“El tema de la mediación de la negociación es fundamental para poder resolver problemas de diferentes indoles y en el caso concreto de la administración pública que contribuya de manera significativa a la gobernabilidad”, destacó que desde el ángulo legislativo el texto trae una serie de reflexiones que contribuyen a que mejore la calidad del debate y consecuentemente los acuerdos parlamentarios se finquen en una negociación efectiva como lo indica la autora.

Destacó las diversas cualidades de la obra, como la ausencia de un lenguaje rígido, academicista con terminología a veces incomprensible “está escrito de manera clara y eso ayuda a la comprensión de su contenido”, indicó el titular de la política interna.

Salazar Adame dijo que es un texto pedagógico que muestra y enseña cuáles son las diferentes acciones que deben emprenderse para llegar a una negociación que sea verdaderamente efectiva; de no tomar en cuenta estas acciones advirtió que “se puede caer en la tentación de que el debate se empantanen se produzcan confrontaciones insalvables y consecuentemente el acuerdo se aleje, pareciera que la tendencia es el juego de suma cero, un juego de los gladiadores de la arena romana en la que cada uno iba a luchar sin tener compasión por el adversario, aniquilarlo, uno vencía y el otro moría”.

También el ex embajador de México en Colombia continuó haciendo una analogía con las finales de fútbol “uno sale a ganar y el otro va a hacer el esfuerzo por ganar y sabemos que hay reglas pero también advertimos cómo se golpean y el arbitro deja que las cosas ocurran porque si aplicara rígidamente las reglas no habría espectáculo, si esto lo trasladamos al debate parlamentario por supuesto, que no solamente ocurren sino que se valen ciertas estrategias para entre parlamentarios para darle un sentido que se tiene en cada una de las fracciones sin embargo, en los temas de fondo debe haber un acuerdo que parte primero del análisis del posible conflicto, su diagnóstico y analizar los actores, el contexto, las condiciones y  seleccionar a aquellos elementos que tengan mayor proclividad para la negociación. Todos los grupos de negociación tienen de manera aparente ´rudos y técnicos´”, sobre esto subrayó que con los ´rudos´ pareciera que no habrá acuerdo y cuando las cuestiones se van a desbordar entran los ´buenos´ “es el tema del policía bueno y del policía malo que vemos en el cine”.

El titular de la secretaría general de gobierno aseveró que son juegos que se dan dentro de la negociación “quienes hemos sido legisladores lo aprendimos por la practica cotidiana, de manera empírica… debemos hacer uso de las herramientas que nos permitan hacer los mejores acuerdos y las mejores negociaciones”, recalcó.

Acerca del libro dijo que hubiera querido leerlo con tranquilidad y reposo, pero debido a su responsabilidad no le fue posible y reveló que es su costumbre subrayar páginas de los libros que lee “dicen que es una agresión subrayar páginas, a mi me resulta sumamente útil porque en lugar de elaborar fichas cuando requiero recurrir a un texto busco el libro en donde subrayé y están las ideas o información que en especial me importa”.

Sobre la tentación que en ocasiones existe en el parlamento en el que una mayoría desea aplastar o imponer remarcó la importancia que se cita en la obra sobre los acuerdos satisfactorios en los que todos ganen “el juego de ganar-ganar, no tenemos nada que negociar tenemos la fuerza suficiente para imponernos”.

“La legitimidad exige el consenso y el consenso una negociación que sea efectiva”, ponderó Florencio Salazar, ejemplificando el caso en el que una mayoría en parlamentaria -en el país-  tenga la mayoría debe resistir la tentación de imponerse y buscar la negociación “el debate cotidiano es otro asunto: temas coyunturales, puntos de acuerdo, diferencias a veces hasta personales de los diputados y diputadas que se hacen patentes en la tribuna pero los acuerdos legislativos, las reformas de ley, aquellos que van a trascender y darle sentido al orden social y al orden político tiene que ser consensuados, es importante porque además de la legalidad que genera una mayoría con capacidad de para sacar adelante una ley debe tener la legitimidad que la haga reconocida y aceptada por todos”.

Habló sobre la metodología para que el interés sea una sumatoria de voluntades para llegar a un acuerdo efectivo. Son varios los elementos necesarios para llegar a un proceso de negociación “lo obvio, no hay acuerdo sin negociación, no hay negociación sin información y no hay información si no centramos en ella el interés, pero, además, no hay negociación posible si se carece de confianza”, advirtió.

“La confianza es como la virginidad”

Se disculpó por la metáfora pedestre que utilizó -pero al hacerlo devela su formación de orador y es un recurso para que el público que le escucha no desvíe su atención-, “nadie negocia con una persona o un grupo al que no se le tiene confianza” y remató “la confianza es como la virginidad una vez que se pierde no se recupera nunca y la confianza tiene que ver con la reputación política de cada uno”.

Cuando se dice que un legislador es de ´confiar´ detalló que no significa que va a traicionar los principios de su fracción y tampoco que va a condescender con la oposición “quiere decir que aquello a lo que se compromete lo va a cumplir”.

“Toda negociación implica discreción”

 

El Pacto por México fue un caso emblemático de negociación reconoció Florencio Salazar. Uno de los puntos principales fue el acuerdo que existió entre los diferentes actores que estaban negociando el pacto recayó en: no divulgar, no comentar, mucho menos informar lo que se fuera acordando y más tarde designaron a un vocero que al final dio a conocer los resultados de la negociación.

¡No se violentó la discreción, fueron responsables! Merecieron confianza insistió, pues si alguno de ellos hubiera quebrantado el acuerdo de discreción lo hubieran retirado pues filtraría información de los acuerdos, el grupo sufrirá las consecuencias y el que lo haya hecho pierde su reputación, honorabilidad y confianza pues ya no le convocarían a una negociación “la confianza es fundamental y no significa la pérdida de nuestros principios”.

Expresó que es fundamental que el libro se presente en todos los parlamentos del país pues se asume que los legisladores o los que están en el servicio público son políticos profesionales “Reyes Heroles dijo que un político profesional es aquel puede vivir o no de la política pero debe de vivir para la política”, y agregó sobre  una parte sustantiva que debe tener todo político profesional “la profesionalización de su ejercicio, es decir, debe tener conocimiento, debe tener información”.

“Un político sin carácter es como un velero sin timón”

Los legisladores no deben subir a la tribuna simplemente a exponer sus ideas personales, que son respetables pero que poco tengan qué ver con el interés social o tratar de implementar reformas que vayan contra la ley suprema del Estado, la Constitución Federal. “Tenemos que informarnos sobre qué queremos proponer, cuáles son nuestros alcances, dónde están nuestros limites, en qué se pueden apoyar, en dónde encontrarán oposición para que la presencia de los legisladores en tribuna sea una positiva, una que aporte, una presencia que construya”, recordó que los parlamentos son esencialmente instituciones políticas “el poder político por excelencia es el parlamento porque conviven todos los días las oposiciones y está representada la pluralidad… se debaten las ideas, se  busca el acuerdo…

¡En el parlamento hay mucha pasión!

“Por eso el político debe tener una característica indispensable ¡Debe tener carácter!” de lo contrario dijo “un político sin carácter es como un velero sin timón, va a ir a donde lo lleve la corriente porque es el carácter el que le va permitir tomar decisiones adecuadas, hacerlas consecuentes” y ejemplificó si el carácter tuviera velocidades como los automóviles conviene saber cuándo meter primera, segunda, tercera o cuarta en algunos casos o incluso reversa”, otro aspecto del carácter del que habló Florencio Salazar es que revela la sensibilidad de un político.

La sensibilidad del político es la suma de experiencias para identificar problemas, circunstancias especificas y actuar de manera consecuente y efectiva “¿qué nos da esa sensibilidad? Fundamentalmente los años, fundamentalmente la experiencia”, agregó.

“Un político debe ser negociador, debe tener carácter y consecuentemente la capacidad de confianza que implique que todo aquello a lo que se comprometa se va a cumplir” no obstante cuando por razones de tiempos o circunstancias los compromisos no se pueden sostener se debe convocar a aquellas partes que lo suscribieron para establecer u nuevo acuerdo”, porque si los compromisos se desconocen quien pierde la credibilidad no es un individuo sino un grupo y no ayuda a prestigiar  la política ni prestigiar el trabajo de los legisladores del Congreso.

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