• Crónica de un chingón Paseo… con Astudillo
Por Jorge Valdez Reycen
–Aquí nací yo –dijo Luis Walton Aburto a un Héctor Astudillo Flores con la sonrisa de oreja a oreja.
Eran pasaditas las once de la mañana de un domingo de ramos caluroso, sin bochorno. Walton y Astudillo se abrazaron, casi a un lado del senador Manuel Añorve Baños, que estaba atento a la conversación, a las selfies y a la pregunta del reportero:
–¿Estás listo para ser gobernador? –se la solté.
–¡Déjame disfrutar mi senaduría! –reviró con la carcajada Añorve.
Astudillo “placeó” a Adela Román Ocampo, a Luis Walton Aburto y a Manuel Añorve Baños en una de las obras emblemas de su gobierno, en el cuarto año: el nostálgico sesentero “Paseo del Pescador” de la plaza Manzanillo. Los tres son los “notables” para el 2021. Aunque la sucesión de Astudillo será hasta mediados del 2020, la temperatura política ha subido. Y lo sabes por los gritos de las porras, “aunque hayan tomado chilate o comido espinacas”, como les dijo Adela.
Astudillo les dijo que esta obra “chingona” –como la definió Rafael Navarrete, el secretario de Obras Públicas— era concebida por el esfuerzo colectivo, de todos…¡Todos por Acapulco!… hasta parece eslogan de campaña, fuera de tiempos electorales.
Walton Aburto estaba feliz de la transformación de su barrio que lo vió nacer y crecer, entre los lavaderos. Caminaba y señalaba un terreno que debe costar una fortuna, pero no tiene salida…
–¿Está preparado para ser gobernador? –se la suelto a Walton.
–Ni me encarto, ni me descarto. Soy un guerrerense que siempre he dicho que ser gobernador es una de las máximas aspiraciones y anhelos y para mi sería un gran honor.
Y es que Walton ha sido, en las últimas visitas de Andrés Manuel López Obrador el político más apapachado por el tabasqueño.
–Oiga, en el escenario posible de la sucesión. ¿Se ve usted en la boleta junto a Manuel Añorve, Félix Salgado, Adela Román? ¿Usted encabezaría una alianza entre PRD-MC-PT?
–¿Y por qué no por Morena? –deslizó suavecito, con una sonrisa.
–¡Ah, caray! ¿Y Félix? –le pregunté y su contestación fue un silencio, encogiéndose de hombros, divertido, Luis volteó la mirada a la playa.
Medio Acapulco estaba ahí. Más de mil personas o más. De todos los estratos sociales, de todos los niveles de gobierno, de todos los partidos, de todos los ísmos. Astudillo los concitó a una obra que involucró esfuerzos y coordinación. Y sí se pudo.
También estaban presentes, un paso atrás, en el presídium, los hijos de los políticos, la segunda generación… aprendiendo la liturgia de la política en un domingo de ramos.
Hace medio siglo, Manzanillo era nido de mariguanos, “chemos” y suerte de malvivientes. “Vivían” bajo los botes, lanchas y ayudaban a “botar” las lanchas que llegaban por la zona de los pobres: la de los ricos es el club de yates.
Hace un año, Rafael Navarrete tuvo miedo de las amenazas. Pidió auxilio a la Marina y a la Policía. Sólo así entraron a trabajar, en medio del temor y se logró terminar una obra de 80 millones de pesos y muuuucho sacrificio y esfuerzo.
Rafa Navarrete fue felicitado por el gobernador Astudillo, a pesar de no haber llevado porra como Javier Taja. A los diputados de Morena también se les vio discretos, en el presídium, dando testimonio de presencia y unidad.
Era la crónica de un paseo… chingón, con Astudillo, en domingo de ramos.