1994 fue un año negro.
La muerte dominaba la escena musical y política. En México los asesinatos de Luis Donaldo Colosio (Magdalena de Kino, 1950) y de José Francisco Ruiz Massieu (Acapulco, 1946) conmocionaron a la sociedad. El partido hegemónico comenzaba su debacle.
En Estado Unidos de Norteamérica el 8 de abril el cuerpo de Kurt Donald Cobain (Aberdeen, 1967) fue encontrado en el invernadero de su casa por un trabajador que se disponía a hacer la instalación de un sistema de seguridad. La autopsia reveló que llevaba 3 días muerto. Muchos fanáticos decidieron suicidarse al conocer la noticia. Supuse que se encontraban tan perdidos que Kurt era la única persona que pensaban tenía todas las respuestas y ahora les había abandonado.
¡El líder de Nirvana se quitó la vida!, esos fueron los titulares en los medios de comunicación en ese tiempo. La mezcla de diferentes estilos musicales, líricas que conectaban el dolor y la necesidad de muchos jóvenes de ser comprendidos, los gritos de Kurt que eran reflejo de esa angustia fueron los elementos clave, la mística de un movimiento musical que despegaba desde Seattle y opacaba el pop, la música de moda.
El Grunge se impuso y cambió hasta la forma de vestir en aquellos jóvenes. Camisas a cuadros, pantalones de mezclilla rotos o bermudas y tenis era el uniforme de sus seguidores. Nirvana había conseguido lo impensable: ¡destronar al rey Michael Jackson!
La primera ocasión que escuché a Nirvana fue gracias a mi padre, fuimos de compras con mi familia a una tienda en Acapulco, acostumbraba él ir a la sección de discos compactos y casetes. La portada de un bebé sumergido en el agua que tiene de frente un anzuelo con un dólar le llamó la atención:
– ¡Mira!, ¿lo compramos?, me preguntó, a lo que asentí.
Regresamos y en el estéreo de la casa comenzó a sonar la primera canción del álbum ´Smells like teen spirit´, no le gustó tanto a mi padre y conecté unos audífonos al componente, no pude parar, lo escuché todo. Todas las canciones me estremecieron sin tener yo un dominio del idioma inglés.
Sigue siendo mi grupo favorito. En mi panteón musical se agregaron más bandas: Pearl Jam, Stone Temple Pilots, Alice in Chains, Soundgarde, en fin…
-¿Ya sabes que se mató el cantante del disco del bebé que te compré?
Me pregunta mi padre. ¡No! Le respondí -lo cierto es que sí lo sabía, pues había visto el noticiero ECO en el que de manera escueta se informó del suicidio- me mostró el periódico -El Reportero- con la nota, firmada por la agencia de noticias internacional. Leí los detalles y no daba crédito.
-¡Muchos pendejos ya se mataron como él, se imita lo bueno no lo malo de las personas! Concluyó.
Recuerdo no haber escuchado su música durante unos meses por el temor a que me los quitaran. Hoy, se cumplen 25 años de su muerte. Murió joven, 27 años; su vida fue de excesos, pasó de ser un símbolo de éxito a uno de advertencia para los jóvenes de ese año; su música ya era como una llamada de atención para los padres. La tristeza, la depresión y el uso de drogas eran sus detonantes para crear música; la droga, un vicio permanente en la industria musical -y del cine- que puso al descubierto la otra cara del éxito y la fama.
La verdad es que Kurt Cobain por lo que escribió y declaró en entrevistas, no creo que le molestará la fama, sino la obsesión de una industria por crear artistas con semejanzas ´divinas´. Hay un vídeo en Youtube en el que Kurt accede a darle un autógrafo a un niño que está emocionado por conocerlo: “! eres mi héroe!” Le dice al cantante que sostiene un cigarro sin encender en su boca y antes de despedirse, casi como una orden le dice: ¡no fumes! Ese era el peso que cargaba un joven al que le llegó todo muy rápido, era un ejemplo, y eso detestaba pues no lo era y además se avergonzaba por su imperfecta procedencia: hijo de padres divorciados, vivió en el estacionamiento de las casas de amigos durante algunos años, tuvo su primera experiencia con las drogas muy joven; quería trascender musicalmente, pero nada más.
¡No como ídolo!
Ningún líder lleva la perfección en sus venas.
Su libro favorito fue ´El Perfume´ de Patrick Süskind, afirmó que siempre que se aburría le gustaba volver a leer esa obra. Por cierto, la película Capitana Marvel (2019) ambientada en la época noventera y que retoma la música de ese tiempo, hace un tributo muy bien logrado de esos años. Me encantó ver a mi pequeña sobrina disfrutar las canciones que cambiaron mi paradigma musical.
¿Realmente se suicidó Kurt? Es algo que hasta en estos años sigue siendo un tema de discusión, los que creen esto lo hacen por todas las señales que mostraba, “no fue la voz de una generación, fue la voz de alguien que pedía a gritos ayuda”, me dijo alguien. Los que creen que lo mataron es debido a que sus problemas de adicción y la presión de la compañía de discos era tan abrumadora que se bloqueó momentáneamente y le era más difícil escribir y componer música, por eso cobra especial relevancia que ´valía más muerto, que vivo´.
En su carta de suicidio, se alega que no es tal. Es una carta que escribió para anunciar el fin de Nirvana y las últimas líneas fueron escritas por alguien más para que pareciera una carta de motivos para quitarse la vida. Esa carta dedicada a Boodha, en las primeras líneas habla sobre la ausencia de pasión por escuchar y escribir música, recuerda como Freddie Mercury disfrutaba pararse en el escenario.
¿Qué creo? Que era más fácil que muriera de sobredosis a que pusiera una escopeta en su boca. No culpo a su mujer -como un documental de la televisión británica lo hizo- creo que no está claro lo que pasó ese día. La cantidad de droga en su cuerpo que descubrió la autopsia era tanta que para el forense era imposible que sostuviera el arma.
De Cobain se sigue insistiendo que fue un asesinato y no un suicidio. Sus fanáticos siguen sin encontrar consuelo.
Pero ustedes tienen la última palabra.
Les mencionaba al principio que 1994 fue un año negro, funesto. Los asesinatos y suicidio -así lo han enmarcado oficialmente- que ocurrieron cambiaron progresivamente el curso de la política en México y el de la música a nivel mundial. Aunado que, las teorías oficiales de la muerte de estos comparten similitudes en la percepción social: fue un complot.
Extrañó encender la radio o el televisor y escuchar esas canciones.
¿Ustedes?